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ENTRE EL HIATO Y EL DIPTONGO

INSANIA, VESANIA, SOSIAS, ESTADIO

Publicado: 2021-09-06


Estas palabras (insania, vesania, sosias, estadio), como casi todas en nuestra lengua, tienen su origen en el latín, su etimología ("Origen de las palabras, razón de su existencia, de su significación y de su forma": DLE). Insania viene de "insania" o -como aparece en el traductor Google- "insaniam" (locura, privación del juicio); vesania, de "vesania" (locura, desvarío, delirio, extravagancia); sosias (también “sosia”), proviene de "Sosias" (uno de los personajes de la comedia "Anfitrión", de Plauto), y se usa para nombrar a la “Persona que tiene parecido con otra hasta el punto de poder ser confundida con ella”, en otras palabras: nuestro “doble”. Y, bueno, estadio tiene su origen más remoto en el griego "stádiom" del que surgió "stadium", en latín (era una medida de longitud y ahora es el nombre del "Recinto con grandes dimensiones con graderías para los espectadores, destinado a competiciones deportivas", y también del "Período o fase de un proceso": DLE).

Muchos, en el Perú (no sé si en otros países, también), suelen decir [insanía] y [vesanía], así, con la mayor fuerza de voz en la “i”, al final. Respecto del primer vocablo mencionado, el Diccionario Panhispánico de Dudas (DPHD) dice que “debe evitarse la forma con hiato insanía, que se aparta de la acentuación etimológica”; respecto del otro término afirma lo siguiente: “Las dos vocales finales forman diptongo: [be - sá - nia]; es, pues, errónea la forma con hiato vesanía”. Es obvio que, según el DPHD (es decir, la RAE), lo inadmisible de acentuar la “i”, en estas dos palabras, se debe a que se estaría cometiendo una “infracción” al no respetar la acentuación que tenían en su cuna de origen: Si en latín sonaban y suenan [in-sá-nia] y [ve-sá-nia], pues así deben sonar también en castellano; lo otro ([in-sa-ní-a] y [ve-sa-ní-a]) es “incorrecto” e “inaceptable”, repito, según la RAE y su Diccionario Panhispánico de Dudas.

Ahora, la tercera palabra: “sosias”. Supe de ella, por primera vez, hace muchísimos años, cuando leí “Los hombres y las botellas” del gran Julio Ramón Ribeyro, publicada por Populibros (extraño ese librito que, no sé cuándo ni cómo diablos, desapareció de mi biblioteca); la leí en el bello cuento “Doblaje”, pero no aparecía tal como acabo de escribirla sino así: “sosías”, con tilde en la “i” (probablemente –no me consta- en posteriores ediciones la pusieron sin tilde). Bueno, pues, Ribeyro decía [so-sí-as] y es como yo decía, y sé que muchos otros lo dicen, también, y esto (que lo dicen muchos) lo sabe la RAE; veamos lo que afirma en el DPHD: “Aunque la pronunciación etimológica es [sósia(s)], con diptongo entre las dos vocales contiguas, en algunos países de América del Sur se ha extendido la pronunciación con hiato sosía”. Es todo lo que expresa al respecto: nada de “incorrecto” ni menos de “inaceptable”; solo una referencia a lo que ocurre en la realidad.

¿Por qué acerca de las otras palabras comentadas asume la pose de censor, de guardián del idioma? Presumo que se debe a esto: a que, probablemente, tiene información de que no son muchos los que dicen [in-sa-ní-a] y [ve-sa-ní-a] y que, en cambio, son muchísimos (en esta parte de nuestro Continente) los que dicen [so-sí-as], por lo que –caballero nomás- no le queda sino reconocer lo que entre los hablantes se da, ya que –como lo he dicho repetidamente- la Academia sabe que el uso (“árbitro, juez y dueño en cuestiones de lengua”, Horacio dixit) es el que manda, pues.

¿Podemos decir, o seguir diciendo, como ocurre con “sosías” (así, con acento en la “i”) “insanía y vesanía? Sí. Primero, porque es evidente que se trata de una pronunciación más agradable que aquella con diptongo al final de palabra (“nia”); segundo, porque –como lo he dicho en anterior oportunidad- no estamos obligados a conservar la acentuación u otros aspectos correspondientes a lo que es la etimología: no porque en latín o en otras lenguas sonaba o se escribía de tal manera, debemos -sí o sí- hacer lo mismo en castellano; eso no es ley lingüística, y no hay autoridad que tenga la facultad de disponer cómo es que debemos hablar; tercero, cuando determinado uso, en la lengua, se generaliza, se masifica, se impone y deja de ser –si lo fue antes- “incorrecto”, pues se legitima y en algún momento, tarde o temprano, terminará incorporándose al Diccionario.

¿Y “estadio”, referido a “período o fase de un proceso”? “Es errónea la acentuación estadío, a pesar de ser frecuente en textos médicos”, dice el DPHD. Bueno, creo que vale lo comentado sobre las otras palabras. Con el tiempo y las aguas, la RAE cambiará de opinión; pero si no cambia, no importa. No estamos sometidos al Rey.

¡Un abrazo, amigos!


Escrito por

Bernardo Rafael Alvarez

Bernardo Rafael Álvarez. Escritor y poeta. Abogado. Consultor en temas idiomáticos.


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Bernardo Rafael Álvarez

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