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DE CONFUSIONES Y FEÚRAS

CUANDO GRITAS O PREGUNTAS POR ESCRITO

Publicado: 2021-06-04


"Es una mala costumbre que no debería fomentarse, pues afea lo escrito y crea confusión", dice Arturo Pérez-Reverte. "Afea" y "crea confusión". Lo de "afear" o "embellecer" una frase, como objeto visual, es un asunto de carácter subjetivo: Algunos, como el y escritor y académico español -autor de "El capitán Alatriste"- tal vez sientan escrúpulo cuando se chocan con una frase interrogativa que solo tiene el signo correspondiente al final; a otros, que son los más, es obvio que no les preocupará en absoluto. Y, desde los días tempranos de nuestro idioma, prácticamente a nadie le preocupaba eso; fue recién en 1754, con la segunda edición de la Ortografía del español, que apareció en escena el bendito signo de apertura (fue, como puede entenderse, decisión o capricho de académicos, solamente). ¿Había fealdad en la escritura del español durante los muchos siglos anteriores, por la falta del ganchito con el punto arriba? ¿Se confundía la gente al leer frases interrogativas con solo el signo puesto al final, con el puntito abajo? Pérez-Reverte seguramente cree que entonces todo era un caos. ¿Y ahora, en las redes sociales y en los mensajes telefónicos? Todo indica, realmente, que el piso está parejo. Nadie, y esto es innegable, en los mensajes de texto, en los tuits o en los comentarios de Facebook escribe frases interrogativas con un gran número de palabras poniendo solo el signo de cierre; todo el mundo suele hacer preguntas cortas, y al ser así es absurdo creer que puedan generarse "confusiones": nadie, señor Pérez Reverte, se confunde. ¿Sería conveniente aconsejar el uso de los signos de apertura y de cierre? Claro que sí, pero especialmente cuando se trata de escribir textos de otra naturaleza o, mejor dicho, en otras circunstancias (un artículo, un ensayo, una novela o un cuento, una carta, un documento oficial, etc.); en tuits, en mensajes de texto u otras cosas breves en Internet también, claro, sería aconsejable, pero sin darle al consejo el carácter de obligatoriedad de que nos habla la RAE. ¿Por qué debemos pensar que solo en nuestro idioma la falta del signo de apertura "afea" lo escrito o crea "confusión", como afirma el periodista y académico  español? ¿O sea, en los otros idiomas en que solo se usa el signo al final la situación es medio cataclísmica, por la feúra y la confusión de los mil demonios?  (Recuérdese que los dos signos -de apertura y de cierre- solo se dan en castellano). No, pues: no hay ni feúra ni confusión. La  RAE nos dice esto: "Los signos de apertura (¿¡) son característicos del español y no deben suprimirse por imitación de otras lenguas en las que únicamente se coloca el signo de cierre"; se trata, como se ve, de una suerte de recomendación u exigencia que no tiene nada de rigor académico: "no deben suprimirse por imitación de otras lenguas" (o sea, si la supresión no se hace por imitación, sí vale?) ¿Quién hace esa "supresión" por querer imitar al inglés, por ejemplo? Nadie. Ah, una cosa importante: Los signos de interrogación y de exclamación, tal como los conocemos, también se emplean en ruso y en chino, al final de la frase (En ruso: "¿Cómo estás?": "Как поживаешь?"; "¡Qué te importa!": "А тебе какое дело!". En chino, las mismas frases: "你好嗎?"; "你在乎什麼!"). Concluyo: es aconsejable poner los signos de apertura y cierre (en frases interrogativas y exclamativas), pero, si en las redes sociales usted no lo hace y todos entienden sus mensajes o comentarios y no caen en confusiones, quiere decir que la cosa va bien, razón por la cual no tiene por qué preocuparse ni sentirse mal. La lengua, hablada o escrita, es, básicamente, para -en el acto comunicativo- hacernos entender; y si con o sin determinados signos, con palabras completas o apocopadas, con emoticones o con las más caprichosas combinaciones ("x 100pre", por ejemplo), o los insufribles "ellx", l@s, "amigues", etc. nos hacemos entender, todo va bien, paisitas. Ah, pero no se les vaya a ocurrir poner caritas felices en oficios, solicitudes, apelaciones o contratos, porque ahí sí se friegan, caracho. 😂😂😂 ¡Un fuerte abrazo, amigos!

                                                                                                                                                            © Bernardo Rafael Álvarez


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Bernardo Rafael Alvarez

Bernardo Rafael Álvarez. Escritor y poeta. Abogado. Consultor en temas idiomáticos.


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