Charles Wiener pudo haber descubierto Machu Picchu antes que Bingham. (Nota descolgada de mi muro de Facebook)
Pero, Tulio, yo solo estoy diciendo que Tania Libertad cantó, según escuché, parte de un poema de Martín Adán. Eso no es poner "paños tibios". Y además, si se trata del espectáculo presentado en Machu Picchu, ya he expuesto mi opinión en el muro de Fernando Obregón. Allí he dicho lo siguiente:"No sé si será una irreverencia pero, qué miércoles, tengo que decirlo: para mí lo mejor fue la presentación del grupo chileno Los Jaivas, que sonó realmente a celebración, es decir, a alegría. Lo de Tania Libertad, salvo el huayno Valicha, me pareció medio catedralicio, casi gregoriano, de una solemnidad para salón; no de fiesta. El conjunto Condemayta de Acomayo, La Sarita, Uchpa, Jean Pierre Magnet u otros, sí que la habrían hecho linda."
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Pero, bueno, en cuanto a lo referido a Bingham, sinceramente, a mí no me parece mal reconocerlo como descubridor, porque eso es lo que fue realmente. Descubrir un pueblo, una cultura o una civilización, es, en mi pobre opinión, conocerla y darla a conocer al mundo.
Sabemos, porque nos dice la historia contada antes y después de 1911, que los habitantes de los pueblos ubicados en las inmediaciones de Machu Picchu ya conocían estos vestigios incas; pero este conocimiento nunca, hasta la llegada curiosa del "gringo maldito", salió, con imágenes fotográficas (y hasta con huacos y otros objetos), de las fronteras del Perú. Y, sin embargo pudo haber ocurrido esto incluso mucho antes de aquella inscripción -casi un graffitti- que según se dice hizo el cusqueño Lizárraga en el Templo de las Tres Ventanas dejando constancia de que estuvo allí en 1902.
Digo que pudo haber ocurrido antes el descubrimiento para el mundo por esta sencilla razón: el viajero francés (nacido en Viena) Charles Wiener, recorrió gran parte del Perú entre 1875 y 1876, y llegó al Cusco. En el Cusco conoció, de ojos vista, las ruinas de Choquequirao, y escuchó hablar de la existencia (cito sus palabras) "de otras dos ciudades, de Huayna Picchu y Machu Picchu, y resolví efectuar una última escursión hacia el este, antes de continuar mi camino al sur." (Perou et Bolivie, Récit de voyage,188O).
Si en lugar de seguir hacia el sur, se hubiese dejado dominar por la curiosidad respecto de aquellas "dos ciudades", tenlo por seguro, estimado Tulio, el pasado miércoles la celebración en Machu Picchu hubiera tenido ribetes de suprema apoteosis porque Francia, que solventó el viaje de Wiener, habría participado con orgullo colaborando al menos con juegos de luces tal vez más espectaculares que los empleados esa noche. (O -quién lo sabe- habría sido víctima de los más acres denuestos).
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(NOTA: Acabo de volver a revisar el voluminoso libro de Wiener y veo que al final, donde están como anexo los mapas, hay uno con el título de "Vallée de Santa-Ana Depuis le col de la cordillére orientale jusqu aux cerros de ychitariato", en el que aparece la ubicación gráfica de "Machupicchu", "Huaynapicchu" e incluso "Intihuatana". Esto hubiera sido altamente significativo y hubiera quedado, repito, como el descubrimiento (antes de Bingham) de nuestro ahora más famoso santuario histórico; sin embargo, salvo en estos últimos tiempos, ese dato del viajero europeo quedó como una escamoteada referencia cartográfica a la que creo nadie puso atención oportunamente).